La candidata por la alcaldía remarcó la necesidad de “cambiar las formas con máxima atención y respeto a las demandas de los ciudadanos”
La candidata por UPYD Altea, Amparo Alepuz Rostoll, destacó durante la presentación de su candidatura, la necesidad de “cambiar las formas donde el trato a las personas que habitan, residen, invierten o visitan Altea, debería ser de máxima atención y respeto a sus demandas”. La candidata añadió la importancia que tiene el Ayuntamiento como lugar de encuentro “debe de ser un marco donde todos nos sintamos a gusto, debe ser nuestro paraguas, no un escudo”.
Alepuz indicó que la contaminación atmosférica, acústica y estética de Altea es uno de los principales problemas existentes “que precisa de la ordenación del tráfico como prioridad y de su territorio implantando infraestructuras modernas, medioambientales y eficientes”. La candidata remarcó la importancia en darle una solución a la circunvalación “para comunicar nuestro pueblo con Altea La Vella, la periferia y los pueblos lindantes y eliminar la contaminación que merma nuestra calidad de vida”. “Claramente, añadió Alepuz, apostamos por una Altea limpia y respetuosa con el medio ambiente para lo que se precisa reciclar, mantener las playas impecables todo el año y crear jardines urbanos y espacios de ocio al aire libre, y esto se consigue con la implicación de todos y cada uno de los alteanos, donde las instituciones públicas han de practicar con el ejemplo”.
El patrimonio artístico fue otro de los puntos destacados por Alepuz, aludiendo a esa voluntad de conservación y de contemporanización de los años 50 y 60 cuando se apostó por el turismo y por una Altea cultural “cuya identidad se recogía también en la tradición del desarrollo sostenible y sostenido del patrimonio natural”. “Tendríamos que poner en valor un nuevo modelo inspirado -concretó la candidata- en aquel que funcionó tan bien: el de la Altea de los pintores, el de la construcción casa a casa, hoy en día el patrimonio artístico está absolutamente abandonado: no existen museos ni espacios expositivos municipales. Altea ya no produce cultura, la compra hecha -remarcó Alepuz- excepto en contadas excepciones promovidas por los particulares como la cultura popular, la filarmónica y las bandas, radioaltea o las fiestas tradicionales “que sí que aportan una seña de identidad propia. Resulta paradójico, por no decir lamentable, que esto ocurra en un pueblo donde existe una Facultad de Bellas Artes”.