Se localiza un nuevo tramo de calzada romana en Villajoyosa

Ha aparecido durante las obras del vial que une la rotonda de la Ermita con la Avda. Pianista Gonzalo Soriano

La intervención arqueológica llevada a cabo durante los meses de julio y agosto por la Concejalía de Patrimonio Histórico de Villajoyosa, a través del Servicio Municipal de Arqueología, como consecuencia de las obras del vial estructural que conectará la rotonda de la Ermita con la Av. Pianista Gonzalo Soriano, ha permitido la localización de una calzada que correspondería a una vía vicinalis (camino secundario o rural) datada en el siglo II d. C.
Este camino conectaría una villa cercana con la calzada principal, que conducía a los valles de Alcoy. Esta calzada partía del Kardo Maximus (calle principal norte-sur del municipium romano) cuyos restos se encontraron bajo la actual calle Canalejas, y pasaba por la Creueta y la Creu de Pedra, siguiendo el mismo recorrido que el histórico camí del Peix.
Por el camí del Peix bajaban en los siglos XVIII y XIX a lomos de caballerías las telas y el papel de fumar de la industria alcoyana con dirección al puerto de Villajoyosa, donde grandes buques las transportaban a las colonias españolas de América y Filipinas. También por este camino histórico se transportaba en mulo el pescado de la Vila a las ciudades del interior de la provincia, aprovechando el hielo de los neveros de la sierra Aitana.
Los dos cruceros antiguos de la Creueta y la Creu de Pedra fosilizaban dos importantes cruces de caminos antiguos, conservando el carácter sagrado que daban los romanos a estos cruces, donde solían haber pequeños monumentos a los dioses llamados Lares Compitales, encargados de protegerlos.

El décimo tramo excavado
El nuevo tramo de vía romana sería el décimo excavado de las seis calzadas descubiertas en el término municipal de Villajoyosa, lo que es de un gran interés científico. Se trata de una calzada de 3,60 metros de ancho, equivalente a 12 pies romanos, que discurre en perfecta dirección este-oeste, delimitada en ambos lados por muros de mampostería (piedras sin tallar) que flanquean el pavimento original y las posteriores repavimentaciones detectadas, realizadas con cascajo de piedra y cerámica (de la misma forma que hoy en día se reparan los baches de las carreteras rellenándolos con asfalto).
Es digna de destacar la abundancia y la calidad de los materiales aparecidos en la excavación, entre los que hay grandes cantidades cerámica fina del Alto Imperio romano (terra Sigillata), así como de vidrio, pesas de telar o fichas de juegos de mesa romanos. También abundan los objetos de metal: clavos de bronce y hierro, un anillo de bronce, un broche, un anzuelo y varias monedas romanas de principios del siglo IV (una del emperador Costantino I). La presencia de estos materiales indica la proximidad de una villa romana contemporánea a la calzada, aún por localizar.
El concejal de Patrimonio Histórico, Pepe Lloret, ha explicado que “la excavación de la calzada nos ha permitido descubrir que el firme que vemos se asienta sobre un camino anterior, realizado en la primera mitad del siglo I a. C., como el resto de los caminos descubiertos en Villajoyosa. En esa época acampó aquí un cuerpo militar romano durante las Guerras Sertorianas. Las importantes mejoras en el camino en el siglo II d.C. podrían tener relación con la concesión del rango de municipium por el emperador Vespasiano en 73/74 d. C. a la ciudad romana de Allon (Villajoyosa). Después la vía se siguió utilizando hasta al menos el siglo V/VI d. C., cuando se le hicieron las últimas reparaciones. Por tanto, nos encontramos ante una calzada que se usó a lo largo de más de 600 años”.
Además del Servicio Municipal de Arqueología, han participado numerosos voluntarios y voluntarias de la Universidad de Alicante y de Vilamuseu, así como del campo de trabajo internacional “Villajoyosa Romana”, organizado por el Institut Valencià de la Joventut (IVAJ) de la Generalitat Valenciana y por las concejalías de Juventud y Patrimonio Histórico de Villajoyosa. En la actualidad se acaba de finalizar la memoria científica que ha supuesto la catalogación de algo más de 8.000 fragmentos de cerámica, así como la digitalización de los planos realizados, que permiten conocer una pieza clave del puzzle arqueológico de la época romana de Villajoyosa.

 

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