La pandemia ha hecho que la comarca de la Marina Baixa no pudiera ir a la playa a pasar la tradicional noche de San Juan desde el año 2019.
Los rituales de la noche más corta del año vuelven a repetirse en las playas de la comarca, donde las celebraciones de la noche de San Juan han regresado a lo grande.
Cientos de personas se pasean por la playa. Familias enteras con sus toallas y las típicas neveras azules esperan la medianoche para meter los pies en el mar y pedir un deseo después de dos años sin poder festejar la noche más corta del año.
Antiguamente se creía que esta noche era un momento especial para conectar con la naturaleza y llevar a cabo rituales para atraer la buena energía y dejar atrás todo lo malo. Una serie de leyendas que han convertido la noche de San Juan en una de las más místicas del año.
También fue una noche para pasar un buen rato con seres queridos y disfrutar del misticismo que siempre desprende el mar por la noche. En su acepción pagana, esta festividad entronca en el solsticio de verano, cuando se prendían hogueras para dar más fuerza al sol.
Entre los cientos de asistentes en las playas, se pudieron ver grupos de personas alrededor de sus mesas playeras, y alguno de ellos incluso celebrando su cumpleaños, en donde no podía faltar, las tortillas, aceitunas, cocas, entre muchas otras viandas.
Al estar prohibido realizar hogueras en la playa, casi todos, después de cumplir la tradición que manda mojar los pies con siete saltos de olas antes de pedir deseo, saltaron a falta de hogueras sobre velas.
