Varios valencianos cuestionan el procedimiento para poder ejercer su derecho a voto, al quedar condicionado a la diligencia en el trabajo que hagan las delegaciones provinciales del Censo. Compromís reclama avances en el voto electrónico
Compromís ha recibido varias comunicaciones de valencianos residentes en el extranjero en territorio europeo que temen que su voto no pueda acabar siendo válido y efectivo en las próximas elecciones generales previstas para el 26 de junio y que, de nuevo, se encuentren con problemas como ya ocurrió en las anteriores votaciones, donde más de 40.000 personas se quedaron sin poder votar.
El senador territorial de Compromís, Carles Mulet, indicó que “nos cuentan en primera persona las enormes colas para ejercer su derecho a voto en las embajadas y consulados. Descargan los documentos de la web y con el pasaporte y una foto actual hacen la solicitud para inscribirse en el censo y poder votar”. Según siguen relatando “la persona que les atiende les dice que su responsabilidad termina ahí: que lleguen los documentos y puedan votar depende de la delegación provincial de la Oficina del Censo Electoral donde figuran inscritos”.
Estas respuestas, “de las que no dudamos, son sinceras”, dejan claro que “pasan demasiadas cosas extrañas en las oficinas del Censo Electoral y que su voluntat no es dar una mejor imagen y agilidad, sino todo lo contrario, lo que desanima los potenciales interesados en votar”. Desde la implementación del voto rogado, en 2011, la participación electoral ha caído casi 27 puntos porcentuales. “No es de recibo”, explica Mulet, “que gente que dentro de los plazos pide inscribirse en el censo y las papeletas para votar por correo o en la oficina consular no pueda hacerlo o tenga durante más de un mes la duda de si podrá ejercer su derecho y si le llegarán las papeletas”, lamenta.
Para Mulet “esta rigidez administrativa en la respuesta a las peticiones de los ciudadanos deja una muy mala imagen de cómo funciona nuestro país y del poco respeto hacia unas personas que, en la mayoría de los casos se encuentran fuera no por voluntad, sino por necesidad y que querrían -en muchos casos- estar dando una respuesta democrática a las políticas que los han llevado a tener que dejar sus casas, amigos y entorno en búsqueda de trabajo”.
En plena era de las nuevas tecnologías “y en las que un producto que has adquirido en Inglaterra cuesta una semana en llegar, pone en entredicho la escasa voluntad del Estado para poner papeletas de forma rápida y gratuita a disposición de la gente que se encuentra lejos de casa, especialmente cuando se trata mayoritariamente de gente joven, capaz de votar electrónicamente si se les ofrece esta posibilidad, lo que haría aumentar su interés en las elecciones de su país”, ha concluido.