La Diputación de Burgos eligió l’Alfàs del Pi para dar a conocer en la provincia de Alicante el Camino de San Olav. Son 60 kilómetros de recorrido, que arrancan en la catedral gótica de Burgos, justo en el entronque con el Camino de Santiago, y culminan, tras pasar por varias localidades, en Covarrubias, donde en octubre de 2011 se inauguró la Capilla de San Olav, cumpliendo así la promesa que el infante Felipe le hizo a su esposa, la princesa Kristina de Noruega, en 1262, antes de morir -dicen que de nostalgia- a los 28 años de edad.
Aprovechando el paso de la Vuelta a España por el municipio, con motivo de la etapa que unía Torrevieja y Cumbres del Sol, en Benitaxell, la Diputación de Burgos, uno de los patrocinadores principales de la ronda española, quiso dar a conocer sus destinos turísticos, especialmente el Camino de San Olav, a la comunidad internacional de l’Alfàs del Pi. Al acto, que reunió en el Centro Social de l’Albir a más de un centenar de personas, asistieron el presidente de la Diputación de Burgos, César Rico, el alcalde de l’Alfàs del Pi, Vicente Arques, el cónsul de Noruega en la Marina Baixa, Jan Arild Nilsen, el alcalde de Covarrubias, Óscar Izcara, y el presidente de la Fundación Princesa Kristina, Venancio Díaz-Guardamino.
La Diputación de Burgos ha escogido l’Alfàs del Pi por ser uno de los municipios más internacionales del territorio alicantino y contar con la colonia europea de noruegos más amplia fuera de su país, con cerca de 5.000 residentes. “En un paisaje multicultural donde los noruegos residen junto con un centenar de nacionalidades, L’Alfàs del Pi constituye un ejemplo de convivencia, integración y enriquecimiento cultural”, declaró el alcalde, Vicente Arques.
Las relaciones entre España y Noruega se remontan al siglo XIII, cuando el Rey Haakon Haakonson envió a su hija, la princesa Kristina, para contraer nupcias con el infante de Castilla, don Felipe, hermano del rey Alfonso X el Sabio, lo que ocurrió en Valladolid en el año 1258. La construcción de la capilla de San Olav, en Covarrubias, cumpliendo así el deseo expresado a su marido antes de morir, se ha convertido en un símbolo de unión entre noruegos y españoles. La ruta del Camino de San Olav ha sido, además, visitada por un gran número de residentes noruegos de l’Alfàs del Pi.