Rubén Martínez Gutiérrez
Portavoz del Grupo Municipal Socialista de Benidorm
La figura de Pedro Zaragoza adquiere mayor trascendencia histórica conforme transcurren los años. Este 2022 es un año significativo para Benidorm, porque es el año del centenario del nacimiento de Pedro Zaragoza (n. 15 de mayo de 1922), el artífice del Benidorm moderno, el creador del Benidorm turístico. En la década de los cincuenta, muchos vecinos de Benidorm ni siquiera podían vestir su pobreza, por no haber ni siquiera todas las casas tenían suministro de agua potable. A pesar de los disgustos personales y los sinsabores, Pedro Zaragoza fue constante para lograr que el turismo fuera la tabla de salvación de su pueblo, atenazado por un futuro incierto. Todos los vecinos de Benidorm estaban en sus manos y él lo sabía. Por eso no le importó defender sin fisuras el uso del bikini. En sus manos estaba el futuro de muchas personas, no les podía fallar. Y no les falló. Pedro Zaragoza antepuso sus vecinos a intereses partidistas, políticos y personales. Primero las personas, las familias, después lo demás. Antes de asfaltar las polvorientas calles, Pedro Zaragoza prefirió ayudar a su vecino para que dejara de masticar el hambre, sin importarle su ideología, sin importarle su origen. Pedro Zaragoza nunca preguntó por los pensamientos políticos, por la procedencia de las personas a las que gobernaba, a las que tenía que ayudar, ni cuando fue político ni cuando dejó de serlo, las puertas de su despacho, de su casa siempre estaban abiertas para compartir un vino de su bodega, una conversación, un recuerdo, una anécdota o para ayudar en lo que estuviera en su mano.
La filósofa Hannah Arendt escribió que “la libertad de ser libres significaba ante todo ser libre no solo del temor, sino también de la necesidad”. Benidorm vive unos tiempos de necesidad y todos conocemos a algún vecino en una situación económicamente delicada. Zaragoza luchó contra viento y marea para conseguir que sus vecinos fueran libres y dejaran de andar descalzos. Los políticos tienen predisposición al gritar antes que al hacer, porque son incapaces de resolver los problemas a los que se enfrentan. Pedro Zaragoza defendió unos valores y un modelo de convivencia, integró los intereses individuales de cada vecino en el proyecto común de Benidorm y no se limitó a contemplar la realidad, sino que la transformó, porque Zaragoza sirvió a la sociedad y no a su propio interés. Pedro Zaragoza fue el impulsor del primer Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) integral para todo un término municipal, el que ha sentado las bases del Benidorm en el que vivimos. Un modélico PGOU que estableció no solo un crecimiento ordenado, sino también un antes y un después para nuestro municipio y para la arquitectura española. Zaragoza supo liderar la transformación de Benidorm y fue el catalizador que estimuló su desarrollo, estudiado en las universidades y ligado a una imagen de prestigio.
Visionario, inventor del turismo de sol y playa, fundador del Benidorm moderno, artífice del milagro Benidorm son algunos de los calificativos a su figura y todos son de justicia. El seguro de sol, la familia de Laponia, el almendro en flor por Europa, la operación B-B, el Festival de la Canción fueron algunas de las iniciativas promocionales que han pasado a nuestra historia y que contribuyeron a consolidar un destino, el cual nunca pretendió ser elitista y esa fue la quilla de su éxito. Las pernoctaciones de la clase media nacional y del turista extranjero apuntalaron el cambio de modelo económico local, gracias a lo que se ponía punto y final a una almadraba en crisis y a una agricultura insuficiente. Un nuevo Benidorm de ocio y bienestar abierto a Europa, imagen de aperturismo y modernidad, con el reclamo del lema registrado “El sol pasa el invierno en Benidorm y la brisa, el verano”.
Por ello –y no sólo por ello-, el pueblo de Benidorm debe sumarse al año del centenario de su nacimiento. Pedro Zaragoza se lo merece. Benidorm lo merece.